La ovariectomía y la castración son procedimientos quirúrgicos que impiden que los gatos se reproduzcan. La ovariectomía es la extirpación de los ovarios de un gato y la castración es la extirpación de los testículos del gato. El término "esterilización" se refiere a ambos procedimientos. Si tienes un gato, deberías considerar seriamente castrarlo. Hay demasiados gatos callejeros en el mundo. La mayoría termina en refugios o en las calles, donde son sacrificados si nadie los acoge, o mueren de hambre o accidentes causados por el mal tiempo. A menos que planees criar y estés seguro de encontrar un hogar para todos los gatitos (las gatas pueden dar a luz entre 15 y 20 gatitos por año), castrar a tu gato es lo más responsable que puedes hacer.
Beneficios de la castración
Es una buena idea castrar a tu gato incluso si vive en casa y no tiene una pareja reproductiva adecuada. Si tienes un gato, la ooforectomía previene el desarrollo de cáncer de ovario y reduce drásticamente el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino.
También elimina ciertos comportamientos que pueden resultarle indeseables. Las gatas que no están castradas pueden entrar en celo tres o cuatro veces al año. Durante este tiempo, su gato puede chirriar constantemente o intentar escapar de la casa.
Si tu gata entra en celo varias veces sin aparearse, pueden ocurrir problemas como depresión, pérdida de apetito, diarrea y vómitos. La esterilización elimina todas estas acciones.
Macho
Los gatos también se benefician enormemente de la esterilización. Este procedimiento elimina el riesgo de cáncer testicular y previene ciertos comportamientos que dificultan tener un gato.
Los gatos castrados son menos territoriales, rara vez orinan para marcar su territorio y su orina huele menos fuerte. Si tienes dos gatos machos, castrarlos reducirá drásticamente la cantidad de peleas entre ellos. De hecho, los gatos esterilizados suelen ser mucho más dóciles y fáciles de manejar.
